BUENOS AIRES, 26 ago — De cara a las elecciones legislativas que se celebrarán en Argentina el próximo mes de octubre, mantener la inflación en un camino de desaceleración respecto de los años previos, al igual que un tipo de cambio estable, parece ser la prioridad para el Gobierno aun con las implicaciones a la actividad económica que estos objetivos puedan acarrear, sostuvo hoy martes el economista, Guillermo Hang. El director de Macroeconomía en el centro de investigación “Suramericana Visión” y exdirector del Banco Central de la República Argentina (2020-2022), dialogó con Xinhua en medio de un escenario preelectoral que ha evidenciado acciones del equipo económico como el alza de tasas de interés y el afianzamiento de una política monetaria contractiva, destinadas a controlar los excedentes monetarios. A esto se suma la necesidad del Gobierno argentino de mantener también estable el tipo de cambio, señaló el economista, quien aseguró que Argentina, “al ser un país exportador de ‘commodities’ (materias primas) alimenticios y con una historia de elevada volatilidad macroeconómica, ha experimentado históricamente una fuerte relación entre el tipo de cambio y la inflación”. “En términos técnicos, Argentina sufre un traspaso de tipo de cambio a precios más elevado que otros países incluso que sus vecinos. Para el Gobierno y sus adherentes, la baja de la inflación es su principal logro en estos 20 meses de gobierno y saben que un salto del tipo de cambio puede impulsar las presiones inflacionarias”, precisó. Hang, también exsecretario de Comercio Interior de la Nación (2022), sostuvo que “los economistas latinoamericanos han caracterizado esta dinámica como inflación de origen cambiario, un tipo de inflación de costos”. Aunque el economista desestimó la posibilidad de una corrida cambiaria dentro de los próximos meses, aseveró que la estimación de inflación del Gobierno, en torno al 22,7 por ciento interanual para el cierre del año en curso, parece difícil de concretar. “El objetivo de cerrar el año con una inflación menor al 23 por ciento interanual parece inalcanzable. Si se buscara alcanzar sin importar su costo, debería generarse un enfriamiento económico de tal magnitud que engendraría mucho malestar social”, refirió. Sin embargo, una cifra mayor a la proyección oficial, pero menos elevada que la de años anteriores, serían valorada positivamente, agregó. “Si la inflación finaliza el año en valores de un 30 por ciento o 40 por ciento interanual, el resultado será juzgado como un logro del Gobierno. Por momentos, el Gobierno parece más apurado que la población en bajar la inflación, aun a costa de afectar el empleo y los ingresos laborales, cuyos incrementos nominales no cubren el alza de precios”, acotó el experto. En relación con el tipo de cambio, que en Argentina se rige por un esquema de variación flotante entre dos bandas, Hang afirmó que la actual política de tasas de interés altas sugiere estabilidad en el corto plazo; una realidad que “puede cambiar” hacia el próximo año. “El escenario de corrida no es el más probable en los próximos meses, porque entre otras medidas, el Gobierno ha aumentado fuertemente las tasas de interés, incentivando con ello estrategias de ‘carry-trade’ (bicicleta financiera)”, sostuvo. “Hacia el año 2026, la historia puede cambiar. Los participantes del mercado esperan que el tipo de cambio supere la banda superior, según los contratos de dólar futuro”, añadió. Más allá del escenario electoral, en la actual coyuntura de encarecimiento de los precios medidos en dólares, el economista afirmó que la intención del Gobierno de apreciar el peso argentino (la moneda local) “no es sostenible en el tiempo”. “La competitividad de la mayor parte de los sectores económicos no soporta niveles de tipo de cambio cercanos a la banda inferior, lo que ha generado una avalancha importadora y afecta fuertemente la balanza turística, con efectos negativos en el empleo”, precisó. Hang apuntó que “esta situación ha desembocado en un déficit de cuenta corriente que la Argentina no puede financiar en el mercado de capitales internacional, por los valores actuales del riesgo país”. Por lo tanto, la apuesta por un peso más apreciado y las políticas conducentes a ello, como las altas tasas, “encarecen el crédito, generan inestabilidad hacia futuro, y afectan el empleo”. “Todo ello no ha permitido al Gobierno llegar a la elección con una inflación mensual inferior al 1 por ciento; son demasiados efectos adversos para buscar acelerar la desinflación”, concluyó el economista. Fin
Entrevista: Argentina prioriza estabilidad inflacionaria y cambiaria de cara a elecciones legislativas de octubre
